Buenas tardes:
Continuamos con el siguiente artículo, también del libro «Sobre el terreno» (os dejo el link aquí). En este caso se habla de la «fuga de cerebros». Así se llama a la emigración masiva de las personas con mejor formación de España (pueden ser investigadores o también emprendedores -empresarios- y trabajadores muy cualificados) hacia otros países, sobre todo Alemania, Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
Si os interesa tenéis un artículo sobre el tema en este mismo blog.
Recordad que tenéis que buscar este tema en la prensa española (os sugiero que lo busquéis en El País o El Mundo y, tras pulsar en la lupa del buscador que aparece arriba a la derecha en las dos páginas, pongáis «paro juvenil» y/o «fuga de cerebros», tenéis muchísimos artículos a vuestra disposición). ES MUY IMPORTANTE QUE RECORDÉIS QUE TENÉIS QUE ANALIZAR AL MENOS UNO Y TENÉIS QUE TRAER CON VOSOTROS LA COPIA IMPRESA DEL MISMO PARA QUE PUEDA COMPROBAR SI HABÉIS RECOGIDO BIEN LA INFORMACIÓN.
Este es el texto del artículo sobre la fuga de cerebros que aparece en el libro:
«El paro ha empujado al éxodo a una gran cantidad de jóvenes, muchos de ellos titulados superiores, en busca de mejores ocasiones. La generación más preparada que ha habido en España está protagonizando una fuga de talentos sin precedentes, que nadie contabiliza a pesar de las terribles consecuencias que puede acarrear [provocar]. Las medidas para frenarla o preparar el camino de vuelta ni siquiera se han planteado. Antes al contrario, oficialmente se minimiza el problema: el ministro de Educación sostiene que la salida representa «menos de la sexta parte» de la cifra anunciada; la secretaria general de Emigración cree que en el éxodo juvenil también interviene el «impulso aventurero»; y la ministra de Ciencia e Innovación declara que España no teme una «fuga de cerebros» por la oferta alemana de contratar jóvenes españoles cualificados.
[No aparece en el libro porque es muy reciente, pero el mejor de los comentarios lo realizó la actual ministra de Empleo, Fátima Báñez, que llamó a la fuga de cerebros «movilidad exterior», como si todos formásemos un único mercado laboral europeo y perder a estas personas no tuviera consecuencias, como si fuese lo mismo marcharse de Valencia a Madrid que de Valencia a Munich; además de dar a entender que era «normal» perderlas]
Pero es lógico que los titulados, que viven frustrados por su situación económica tras largos años de estudio, acudan a países en donde es posible acceder a puestos de nivel. El problema y el gran riesgo de la fuga de cerebros para el país es que, después de haber invertido mucho en formar a profesionales cualificados, ese capital puede perderse para siempre, justo cuando se necesita un sistema empresarial competitivo y con el personal mejor cualificado.
Otra consecuencia de esta crisis será la disminución de la población total en España: además de los que se van, desciende el número de inmigrantes y, como consecuencia, de ambos fenómenos, baja el índice de natalidad. Resultado: menos población y más envejecida. La edad media de los trabajadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), por poner un ejemplo, es de 58 años. Las consecuencias serán nefastas para el futuro de España.»
[Querría sólo añadir que la consecuencia de que la población sea cada vez más vieja es doble:
- El gasto es mucho mayor:
- Hay más jubilados -pensionistas, personas que reciben un salario después de los 65 años por haber trabajado muchos años- y además viven más años.
- Las personas mayores suelen «costarle» más caras al Estado, ya que van más al médico, están más tiempo ingresadas en hospitales y necesitan servicios de atención en algunos casos, como centros de día o residencias de ancianos.
- El número de personas que trabajan y que, por tanto, cotizan a la Seguridad Social (seguro estatal obligatorio que pagan todos los empleados españoles para financiar las pensiones, los hospitales, los períodos de baja laboral -no ir a trabajar por estar enfermo- o la baja laboral permanente -porque la salud de una persona le impida ir a trabajar-,) es cada vez menor. Esto provoca que el dinero que se destina a las pensiones y algunos servicios públicos sea cada vez menor, por tanto estas pensiones son cada vez más pequeñas y los servicios cada vez peores.